Un paso adelante, dos pasos atrás. Por Ricardo Romero
En un ensayo titulado “Un paso adelante, dos pasos atrás”, el líder de la Revolución Rusa de 1917, Vladimir Ilich Lenín, sostenía que en algunos casos los revolucionarios debían dar marcha atrás como forma de recomponer objetivos y fuerzas. El revolucionario señalaba que los caminos demuestran avances y retrocesos que hay que afrontar con templanza y agudeza.
El revés del Partido de los Trabajadores producido por el Golpe Parlamentario de 2016 marcó fuertes aprendizajes para el partido, tomando conciencia clara de que se enfrenta a un bloque conservador y reaccionario, totalmente inescrupuloso cuando se trata de sostener su poder político. La reacción conservadora del gobierno de Michel Temer, reafirmada en la gestión de Jair Bolsonaro, dejó a las claras dos perspectivas de Brasil.
Así es que Lula comprendió que la propuesta programática debe ir acompañada de un marco de relaciones de fuerza que permita sostenerla bajo su hegemonía. En tal sentido, su regreso al gobierno se articula bajo un diverso y complejo tejido de alianzas convergentes en un esquema claro de desarrollo que propicie la inclusión y ampliación de la ciudadanía. La composición del gabinete de Lula expresa esa capacidad de combinar la diversidad de expresiones políticas en el fortalecimiento de esa línea programática clara.
Pasos firmes pueden generar grandes cambios, y las gestiones petistas lo demostraron. Si analizamos la brecha distributiva, quizás puede ser poca la reducción del 2 % del PBI en los ingresos el 10 % de los sectores de mayores ingresos, sin embargo, que el 10 % de menores ingresos pase del 1 al 2 % del Ingreso Nacional implica duplicar su participación con el consecuente impacto de sacar a 40 millones de la indigencia y la pobreza en Brasil.
Y no se trata solo de cambiar el esquema distributivo, sino que además implica potenciar la inclusión social y política. En tal sentido, el reconocimiento de movimientos y organizaciones 174 representantes de la sociedad civil, especialmente de sectores que fueron claramente excluidos durante la gestión de Jair Bolsonaro, vuelven a tomar protagonismo en la orientación del gobierno de Brasil.
Además, la impronta de Lula vuelve a colocar a Brasil en la política global, propiciando un multilateralismo estratégico, que se contrapone al seguidismo realista de Jair Bolsonaro, inconducente en tanto que no encontró reciprocidad de parte de su alter ego Donald Trump. Así, Lula apuesta a reconstruir vínculos sólidos en la región, buscando reconstituir el Mercosur y la UNASUR, y alternativos a escala global, restableciendo la alianza de los BRICS, comprendiendo el nuevo rol de China en el mundo. Eso sin confrontar con Estados Unidos o la Unión Europea, pero contraponiendo esquemas de negociación diferentes.
Incluso, Brasil se proyecta internacionalmente proponiendo una lucha contra la pobreza y promoviendo la paz mundial como base del desarrollo humano. Un claro contrapunto frente a quienes rechazan la guerra de Rusia y Ucrania pero financian las partes. Apostar a un marco de diálogo como resolución de los conflictos es una estrategia decisiva para la nueva dinámica global.
Es claro que el contexto regional y mundial es bien diferente al 2003 del primer gobierno de Lula, no obstante los “dos pasos atrás” que vivió la sociedad brasileña con el golpe parlamentario, quizás le permitan comprender que hay que seguir caminando, dando nuevos pasos de aprendices que quieren construir su futuro.
Prólogo de la edición a cargo de Adão Villaverde
Ingeniero, profesor de Gestión del Conocimiento y la Innovación, exsecretario de Estado de CT&I y Coordinación, Planificación y Gestión, expresidente de la Asamblea Legislativa del RS, Brasil.
Es un honor y una enorme satisfacción hacer el prólogo del libro “El Brasil de Lula. Crónicas de su regreso”, del Profesor en Ciencia Política y Politólogo por la UBA, Ricardo Romero, que con sus fundamentales escritos y crónicas cotidianas desde Tiempo Argentino realiza un resumen y una compilación de artículos, que junto con sus trabajos y reflexiones anteriores aportan una mirada del Brasil, revelando todo el conocimiento y el desarrollo político de nuestro país en sus últimas décadas.
Trayendo interpretación y evidencias consistentes de toda la gravedad de lo que fue la coyuntura política y el periodo marcado por la última década en Brasil, desde el derrocamiento del golpe contra el gobierno Dilma, hasta la tragedia del gobierno regresivo, negacionista y fascista de Bolsonaro y llegando al triunfo electoral de Lula y el inicio de su tercer gobierno, que llamamos L3.
La publicación actual, como el propio Profesor Ricardo dijo en su presentación, es una especie de cierre y complemento de sus importantes aportes anteriores, que tuvimos la posibilidad de leer y difundir en nuestro país.
Podremos ver, de forma más contundente, el rastro neofascista de masas y de ruinas en las políticas públicas brasileñas, que revelan toda la fenomenología de la tragedia social, económica, cultural y humana que dejará lo que fue el nefasto período del gobierno Bolsonaro, fundamentalmente por su postura retrógrada, conservadora y despótica, frente a los temas fundamentales y muy costosos para nuestras sociedades y el continente latinoamericano, como la cuestión democrática, el desarrollo sustentable, social y la pandemia de la COVID-19.
En una entrevista que forma parte de este libro, “El regreso de Lula”, hablé de la necesidad de la construcción de un Frente Amplio para cortar el avance del negacionismo y del fascismo, y cómo estaba el campo popular para hacer frente a este intento. Sobre todo por creer en la confianza en Lula y sus habilidades políticas, que fueron decisivas para hacernos un gran acuerdo nacional de los sectores de izquierda, democrático y progresista, asociado a un fuerte respaldo latinoamericano y mundial, por la vuelta de su presidencia por tercera vez.
Y Ricardo en sus crónicas muestra muy bien que la “unidad nacional” construida fue fundamental para lograr que Lula ganase en la segunda vuelta. Sobre todo por ser diversa y muchas veces con intereses contrapuestos, más fundamentales para que en ese momento se conquistara la victoria. Aunque esto requiera una complejidad en la transición y en la composición del gobierno. Pero, ¿si no hubiese sido esto, no se detenía el avance del fascismo bolsonarista?
Queda bien evidenciado en el libro que el escenario encontrado en el país era muy grave, las instituciones democráticas y sus principales instrumentos de garantías fueran completamente debilitadas, la política fue criminalizada y los movimientos sociales y sus entidades también.
Y las reflexiones abordan muy bien la dialéctica que el autor llamó en sus notas como “Lula vuelve a ser presidente y la alegría no tiene fin” y “La primera semana de Lula y la urgencia de desbolsonarizar el Brasil”. De un lado, la gran fiesta popular en Brasilia en la ceremonia de investidura del presidente Lula y el vice Alckmin, que hace mucho que no se veía en el país. Y del otro, lo que pasó una semana después, el 8 de enero de 2023, donde la democracia pendió de un hilo y solo fue salvada por una conjunción de factores excepcionales.
No obstante, la capacidad y el indiscutible talento del presidente Lula, en conjunto con el coraje del ministro Flávio Dino, acompañado por el activo STF (Suprema Corte). Una vez que las instituciones encargadas de defender el orden estuvieron ausentes o fueron conniventes con los ataques a los tres poderes. 9 Revelando que si la democracia brasileña aún tiene ánimo de sobrevivir y florecer, sin duda tendrá que enfrentar lo que está evidenciado en este trabajo del Profesor Ricardo: “es urgente desbolsonarizar el Brasil”.
Porto Alegre, Brasil, junio de 2023