PERONISMO Y DEMOCRACIA.  ¿Cómo se articuló el peronismo, con el proceso de transición democrática? Por: María Fabiana Giraldes

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Cierre de Campaña de 1983. Herminio Iglesias quema el cajon de la UCR en la 9 de Julio

 El planteo de esta pregunta, permite analizar la relación existente entre el peronismo y el sistema democrático post dictadura. La articulación con la democracia representativa de sus estructuras, como ser el partido, las organizaciones y frentes de masas del peronismo, o hacia el interior de los sindicatos, que presentaban ciertas prácticas autoritarias heredadas de décadas anteriores; también analizar los debates que emergían en la escena política y las formas de pensar la democracia, por parte de los militantes e intelectuales, durante la transición de régimen en 1983.

Introducción

Los años ´80 iniciaron en una gran cantidad de países el denominado proceso hacia la transición democrática, el ´83 argentino sería un año emblemático para la historia política nacional. El peronismo que desde los años ´40 no había perdido una contienda electoral, es derrotado en las elecciones de octubre por la Unión Cívica Radical. Esta derrota trajo aparejado un camino de recomposición de este espacio político, que tuvo como resultado la emergencia de la Renovación Peronista.

 A cuarenta años del comienzo de este ciclo político en nuestro país, resulta interesante abordar al peronismo como objeto de estudio para analizar cuáles fueron los cambios que éste produjo en la conceptualización existente sobre la democracia. ¿Fue el peronismo una fuerza política que valorara la práctica y el sistema democrático? ¿Cómo articuló con el proceso de democratización?

El marco de análisis de este trabajo gira alrededor de los numerosos debates, tanto académicos como políticos, que se dieron entre los años ´70 y ´80 en distintos ámbitos de discusión, poniendo el acento sobre la “cuestión democrática”; alrededor de ella se dará una controversia fundamental en torno a la democracia formal, asociada al liberalismo, en oposición a la democracia real, asociada a la democracia social heredada de los postulados justicialistas del ´50 y socialistas de los ´60 y ´70. Asimismo, resulta ineludible revisar el planteo de un sector de la izquierda peronista, sobre la necesidad de realizar una autocrítica y una eventual democratización interna, a través de su renovación.

Desarrollo

En el comienzo del fin de la dictadura, luego de la derrota militar que sufriera el régimen en la guerra de Malvinas, la democracia se empieza a ver como la contrapartida de una forma de gobierno que se quería dejar atrás, como un lugar de destino que debía ser de reforma moral y cultural y de revisión de elementos autoritarios de una cultura política poco tolerante, que era puesta en la base del horror de la dictadura y de las desdichas del pasado argentino en general. También debía ser un lugar de construcción de instituciones que garanticen la vida y la libertad1

En este camino a la transición había grandes desafíos que enfrentar, entre ellos, un profundo replanteo al interior de las más importantes fuerzas políticas del país.

El peronismo siempre representó a las grandes mayorías y en ese sentido era indiscutiblemente democrático, pero los nacidos peronistas, decía Jorge Rulli, tenían en claro que sufrían de una “carencia de verdadera tradición” democrática.

Alegaba también que sufrían de una serie de defectos de autoritarismo, de luchas internas agudizadas, aún antes de la dictadura militar, las cuales se podían hacer extensivas a la vida sindical2

A finales de los 70 y principios de los ´80, un sector de la izquierda peronista no ligada a la conducción política de Montoneros planteaba la necesidad de una autocrítica profunda, entendían que el peronismo necesitaba de una democratización interna, desligarse de prácticas verticalistas y burocráticas, ciertas tendencias corporativistas y antidemocráticas, articulando la democracia directa con lo institucional3

También realizaron una autocrítica relacionada al tema de la violencia dentro de lo que se llamó la Resistencia Peronista, conformada por numerosas organizaciones juveniles, sindicales, guerrilleras, estudiantiles y culturales, cuyo objetivo era la vuelta de Perón al país, que solicitaban elecciones libres y sin proscripciones. Rulli advertía que era una violencia que no permitió cultivar formas democráticas de convivencia y organización dentro del peronismo4

Desde el exilio en Suecia, Envar El Kadri, en su diálogo autocrítico con Rulli, sostenía que los peronistas, por las condiciones que impuso la lucha durante la resistencia, no tuvieron la capacidad de llevar adelante una política democrática y que se utilizó a la violencia, a la fuerza del apriete, a la obediencia ciega y ciertas prácticas de terrorismo sin necesidad5.

Cabe recordar que las décadas del ´60 y ´70 se caracterizaron por ser una época convulsionada, marcada por la violencia política y mucha incertidumbre, donde el peronismo procuró redefinir su identidad. 

El 1° de mayo de 1974, Juan Domingo Perón, ante su tercer mandato como presidente, realizó su discurso frente al  Congreso de la Nación. En este mensaje político ante la Asamblea Legislativa, el líder justicialista remarcó el nuevo orden revolucionario, fundado en la justicia y la solidaridad, pide pelear sin violencia, para reconstruir la anhelada paz, dice que: “no se vence con violencia, se vence con inteligencia y organización” y evidenciando la confrontación interna en el peronismo, que había dejado los acontecimientos de la llamada “Masacre de Ezeiza” del 20 de junio de 1973 y el asesinato del Secretario General de la CGT, José Ignacio Rucci, el 25 de septiembre de 1973, Perón agrega que: “hay que aislar a los violentos e inadaptados y combatirlos dentro de la Constitución y la ley6.

En el mismo discurso, decía lo siguiente:

“El modelo argentino precisa la naturaleza de la democracia a la cual aspiramos, concibiendo a nuestra Argentina como una democracia plena de justicia social. Y en consecuencia, concibe al gobierno con la forma representativa, republicana, federal y social. Social por su forma de ser, por sus objetivos y por su estilo de funcionamiento7

La cuestión democrática

En relación a la “cuestión democrática”, se observa el complejo arte de definir a la democracia como significante político; pero es en el diálogo crítico entre las mayores fuerzas de izquierda del país, tales como, el socialismo y el peronismo, donde la dificultad se hace más evidente8.

La “cuestión democrática” también se hacía presente en la discusión sobre qué tipo de democracia había que construir en el país. Cabe destacar que cuando se menciona a la izquierda peronista, se habla de una izquierda que estaba separada y era crítica de las organizaciones guerrilleras, y que al igual que el socialismo condenaban el ejercicio violento del poder9

Tanto peronismo como socialismo, se articulaban en la necesidad de establecer una democracia en oposición a la violencia guerrillera y también a la dictadura, pero es en el significado del concepto de democracia donde se producen las tensiones entre ellos10

Aún el discurso setentista gravitaba en las publicaciones de la JP, sin entender que la etapa política requería también nuevas ideas. (CEDICI)

En referencia a la oposición conceptual entre democracia formal vs democracia real, Portantiero decía que, la democracia formal, desde una visión constitucionalista de mediados del siglo XlX, era el ideal de los gobiernos de las sociedades latinoamericanas. Ésta comprendía un conjunto de reglas mínimas ligadas al sufragio universal, a la existencia de la pluralidad de voces, respeto a las minorías y tolerancia para su transformación en una mayoría eventual11

El tema es que este tipo de democracia, al reivindicar su carácter plural y representativo y debido a ese estrecho vínculo con los valores liberales, generaba una identificación entre conceptos como democracia, liberal, representativo, burgués y capitalista, además de operar sobre una base que negaba toda raigambre popular del concepto de democracia12.

El debate que se hacía sobre la democracia representativa, como máscara burguesa del capitalismo, decía que ésta debía ser superada por el socialismo, realizado en la democracia real, un modelo que se apoyaba en valores sustantivos relacionados con el bien común, políticas democráticas que generen condiciones de bienestar para todos, que mejoren las posibilidades de justicia y participación13

En sus diálogos,  El Kadri expresaba su opinión en referencia a la “cuestión democrática” y decía  que no había que perder  de vista que hay una democracia formal, superficial, copiada de modelos liberales y otra de fondo, nacional, con justicia social, que nos viene de nuestra historia de los cabildos y de los caudillos” 14

Según Portantiero, la democracia liberal, era una especie de desviación respecto del verdadero sentido de democracia, por lo tanto, la realización de ésta, era el socialismo en sí mismo; y la coincidencia o identificación entre socialismo y democracia, solo era posible mediante la desidentificación de ella con el liberalismo15.

 En el marco de estos debates de la izquierda, existía una tensión por pensar a la democracia como la expresión de la soberanía del pueblo y también como régimen representativo de gobierno. A esta tensión, Chantal Mouffe la denominó la “paradoja democrática” y en ella expresa que la novedad de la democracia moderna es que el viejo principio democrático, sobre que el poder debe ser ejercido por el pueblo, vuelve a surgir, pero esta vez configurado por el discurso liberal con foco en el valor de la libertad individual y derechos humanos. Advierte que estos valores son centrales de la tradición liberal, y no deberían considerarse inseparables de la tradición democrática cuyos valores centrales, la igualdad y la soberanía popular, son distintos16

Era necesario también, reconocer el pluralismo, las diferencias y el conflicto en la sociedad como algo a ser resaltado y no anulado por la política17

A su vez, la democracia necesitaba sostenerse sobre instituciones y procedimientos que pongan límites legítimos a la conflictividad social, es decir buscar un orden democrático; de esta manera había que pensar a la democracia como un orden que requiere normas y procedimientos para poder funcionar. Había que articular una dimensión democrática que reivindique las reglas y simultáneamente la participación de los ciudadanos en la construcción de ese orden político18

Una autocrítica peronista

Para desprenderse de su imagen antidemocrática, el peronismo tenía dos caminos, por un lado, hacer una autocrítica frente a la violencia y el autoritarismo que ejercieron las organizaciones de la lucha armada en los años ´70 y por otro la afirmación del carácter esencialmente democrático del peronismo en el ejercicio de la soberanía popular19

Como fuerza política, había construido un movimiento democrático de masas y por lo tanto tenía numerosos argumentos para contestar a quienes habían participado en la construcción de la imagen de un peronismo que desprecia a la democracia formal o liberal. Estas acusaciones provenían de la nueva izquierda que insistía en que el peronismo profundizaba la disociación entre democracia formal y democracia sustantiva20

Si embargo bajo el gobierno peronista se había producido empíricamente una articulación entre el modelo formal y el modelo sustantivo. Subrayando como ejemplo, la experiencia democrática de masas, que fue radicalmente democrática y esto lo demuestran las elecciones del ´46.

Perón, asumió la demanda de las masas utilizando la democracia formal como instrumento principal para materializar la democracia sustantiva21. Cabe aclarar que, el peronismo ha sido y viene siendo en la historia moderna de nuestro país, la principal vía de democratización de nuestras sociedades y de nuestros sistemas políticos22

El modelo democrático peronista

El peronismo se definía como antiliberal debido a que ciertos componentes del liberalismo eran contrapuestos a ellos, sin embargo, de alguna manera le había arrebatado la bandera de la democracia y la representatividad al liberalismo, para incorporarla al proceso de creación de la verdadera democracia23.

En este sentido, se puede decir que, el movimiento peronista había sido profundamente democrático, ya que hizo de la democracia formal una invitación a la participación de las clases populares, asentándose como el realizador de una verdadera democracia nacional y popular, construida sobre la base de la justicia social, cuyo eje central será la clase obrera24.  

Esta articulación entre lo formal y lo real, configura una verdadera democracia que se asienta sobre la justicia social, sobre la organización de los sectores populares, cuya realización estuvo a cargo de los gobiernos peronistas. Según Casullo es en los espacios gremiales, las asambleas de las fábricas, las organizaciones barriales, donde los sectores peronistas ensayaron las experiencias de lo democrático popular25

Otro tema clave que reflejaba las tensiones en el debate entre fuerzas políticas de izquierda y el peronismo, era el que giraba en torno al tema del Estado.

Por un lado, la izquierda le reconocía, haber sido el “referente histórico más importante de la productividad política de las clases populares argentinas”, pero criticaban el sometimiento del pueblo en la figura del Estado y es en el Estado y su conexión inseparable con el líder, donde encontraban el argumento para sostener el carácter antidemocrático del peronismo, siendo para ellos, el Estado una forma histórica de dominación liberal, burguesa y capitalista26

Sin embargo, el peronismo, en los años liberales de la transición nos hace reflexionar sobre el Estado, no como enemigo, sino como instrumento en las luchas por la transformación de la sociedad y la ampliación de los derechos, esas luchas que son llevadas a cabo, no por un sujeto o un conjunto de sujetos sociales exteriores al Estado, sino por un grupo político lúcido y activo, desde el vértice mismo del aparato estatal que conduce27

En la Filosofía Peronista, encontramos una definición  sobre el Estado, la cual dice: 

“No aceptamos la explotación del hombre por el hombre y menos aceptaremos la explotación del hombre por el Estado. Creemos sí, que la sociedad modernamente organizada debe ser una colectividad en la que el hombre sea atendido y ayudado por el hombre, y los hombres atendidos y ayudados por el Estado”28.

Los discursos y la producción bibliográfica de Perón arrojaron luz sobre su postura respecto al Estado, tema por el que era altamente criticado y por el cual se lo calificaba de antidemocrático; decía que en la democracia el hombre y el estado no son antagónicos, que en  la argentina justicialista, aparece el Estado, desplegando una acción diferente, que en vez de tener por objeto el mantenimiento de los privilegios de la oligarquía, persigue el bien de toda la comunidad, “la felicidad del Pueblo y la grandeza de la Nación”29.  

En relación a lo expuesto, el socialismo, criticaba, que si bien el peronismo se oponía a determinados bloques de poder, ello no se correspondía con un cuestionamiento al estado como forma histórica de la dominación liberal, burguesa y capitalista. Asimismo les discutían la posibilidad de vincular la democracia sustantiva con la democracia formal30 , por lo tanto el desafío del peronismo era establecer una tercera posición; Perón decía que:

“Este movimiento, que nosotros hemos llamado Justicialismo, representa, en el campo filosófico, la elección de una tercera posición, que no está con los sistemas del siglo XVIII ni del XIX, pero tampoco con los que se pronuncian por el colectivismo31”.

En vísperas de la transición a la democracia, Casullo decía que había que traer a la escena política del país un reto: recuperar una democracia que se enfrentara a la ideología liberal-conservadora de una democracia limitada, un modelo político institucional que piense en una democracia real y su ampliación constante en un marco institucional32.

Siguiendo con la perspectiva de Casullo,   el rol del peronismo entonces, era volver a ser el realizador de una democracia real en el marco de una democracia formal, construir formas de democratizar espacios de lucha, sin renegar de lo institucional, integrando marcos procedimentales con una experiencia democrática33

Conclusión

Podemos señalar tres puntos de análisis en forma de ensayar alguna definición sobre la relación del peronismo y la democracia, primero, Carlos Altamirano, en  “Bajo el signo de las masas”, expresa certeramente que: “el surgimiento  del peronismo dividió en dos la historia política argentina del siglo XX34” . 

En segundo lugar, que, a  raíz de los debates que he expuesto anteriormente, podría decir que el peronismo ha logrado una ampliación del concepto de democracia, una evolución del mismo; expresaban que, si bien la  democracia formal tiene poco de democracia real, no necesariamente supone un enfrentamiento entre estos dos modelos de democracia, y si bien no han encontrado esa tercera posición de la cual hablaba Juan Domingo Perón, lo que sí han puesto en escena es, cual era la verdadera democracia o los verdaderos demócratas, una disputa entre quienes eran los que podían hablar sobre la justicia social.

En tercer lugar, y a medida que avanzamos en el desarrollo de la  contienda conceptual, se vislumbra la  emergencia de un movimiento político popular, al cual si bien se le puede endilgar cierto autoritarismo, ciertas prácticas antidemocráticas, es en realidad un movimiento profundamente democrático de nuestro sistema político, el cual desarrolló el constitucionalismo social, introducido en la constitución argentina de 1949, le otorgó el voto a la mujer, promovió el derecho a una distribución social de la riqueza que sea justa, defendió la soberanía nacional y todo esto de la mano del llamado a elecciones libres, triunfando en ellas y garantizando el derecho a oposición. 

Por último, y en referencia a la articulación del peronismo con el proyecto de democratización durante la transición y a las puertas de las elecciones democráticas de 1983, la derrota que sufrió, impulsó un camino de recomposición de ese espacio político, cuyo resultado fue el surgimiento  de la Renovación Peronista, y cuya intención y esfuerzo más importante fue el de fundar y consolidar un peronismo democrático, que se incorporara al proyecto de democratización y que los impulsara a elegir la “verdadera democracia”.

Bibliografía

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Notas al Pie

  1. RINESI, Eduardo, (2013). “De la democracia a la democratización”. Debates y Combates, N°5, Año 3, p. 20 ↩︎
  2. EL KADRI, Envar, RULLI Jorge, (1984). “Diálogos en el exilio”. Cap. III, p. 76, Nitro PDF Profesional, en http://www.envarelkadri.com.ar/ ↩︎
  3. CASULLO, Nicolás. (1980) “El peronismo y las democracias”, Controversia N° 5, México, p.6, en https://americalee.cedinci.org/ ↩︎
  4. EL KADRI, Envar, RULLI, Jorge, (1984). “Diálogos en el exilio”. Cap. III, p. 80, Nitro PDF Profesional, en http://www.envarelkadri.com.ar/ ↩︎
  5. El KADRI, Envar, RULLI, Jorge, (1984). “Diálogos en el exilio”. Cap. III, p. 82, Nitro PDF Profesional, en http://www.envarelkadri.com.ar/ ↩︎
  6. DÍAZ, Ailén, (2019). “Discurso de Juan Domingo Perón del 1 de mayo de 1974, en https://revistas.unlp.edu.ar/ ↩︎
  7. Ídem ↩︎
  8. REANO, Ariana (2010). “Los lenguajes políticos de la democracia”, Buenos Aires, en https://repositorio.ungs.edu.ar/ ↩︎
  9. GONZÁLEZ CANOSA, Mora, (2018). “Marxismo, peronismo y vanguardia. La polémica entre las FAR y el ERP”, Buenos Aires en https://www.sociohistorica.fahce.unlp.edu.ar/ ↩︎
  10. PORTANTIERO, Juan Carlos, (1979) “La democracia difícil. Proyecto democrático y movimiento popular”, Controversia, México, pp. 6-7, en https://americalee.cedinci.org/ ↩︎
  11. PORTANTIERO, Juan Carlos, (1979) “La democracia difícil. Proyecto democrático y movimiento popular”, Controversia, México, p. 4, en https://americalee.cedinci.org/ ↩︎
  12. Ídem ↩︎
  13. QUIROGA, Hugo. (2000). ““Democracia procedimental o democracia sustantiva”, Revista de Ciencias Sociales Vol. VI, N° 3, pp.363-364, en https://dialnet.unirioja.es ↩︎
  14. EL KADRI, Envar, RULLI, Jorge, (1984). “Diálogos en el exilio”. Cap. III, p. 81, Nitro PDF Profesional, en http://www.envarelkadri.com.ar/ ↩︎
  15. PORTANTIERO, Juan Carlos, (1988). “La producción de un orden. Ensayos sobre la democracia entre el estado y la sociedad”. Buenos Aires, Artículo, Revista Nueva Visión, Artículo, en https://nuso.org/ ↩︎
  16. MOUFFE, Chantal, (2003). “La paradoja democrática”, Barcelona, p. 20 ↩︎
  17.  MOUFFE, Chantal, (2014) “Agonística”. Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica. (2014), Cap. I, pp. 22-23 ↩︎
  18. PORTANTIERO, Juan Carlos, (1988). “La producción de un orden. Ensayos sobre la democracia entre el estado y la sociedad”. Buenos Aires, Artículo, Revista Nueva Visión, Artículo, Tapia, Luis, en https://www.cuestionessociologia.fahce.unlp.edu.ar/ ↩︎
  19. CASULLO, Nicolás, (1980). “El peronismo y las democracias”. Controversia, N° 5, Año II, 
    p. 6, en https://americalee.cedinci.org/ ↩︎
  20.  Ídem. ↩︎
  21. CASARIEGO, Elena, (1980) “La democracia como problema”. Suplemento, “Notas sobre el movimiento popular”, Controversia, n. 9-10, Año II, México, pp. 29-30, en https://americalee.cedinci.org/ ↩︎
  22. RINESI, Eduardo, (2013). “De la democracia a la democratización”. Debates y Combates, N°5, Año 3, p.38 ↩︎
  23. CASARIEGO, Elena, (1980) “La democracia como problema”. Suplemento, “Notas sobre el movimiento popular”, Controversia, n. 9-10, Año II, México, pp. 29-30, en https://americalee.cedinci.org/ ↩︎
  24. CASSINI, Alejandro, (2015) “Democracia formal y democracia real”, Revista Latinoamericana de Filosofía Política, Buenos Aires, en http://rlfp.org.ar/ ↩︎
  25. CASULLO, Nicolás, (1980). “La democracia como problema”, artículo “Desde el movimiento de masas o desde los mitos”, Controversia N°9-10, Año II, México, p. 25 en https://americalee.cedinci.org/ ↩︎
  26.  PORTANTIERO, Juan Carlos, (1979). “Proyecto democrático y movimiento popular”, Controversia N° 1, México, p. 6 en https://americalee.cedinci.org/ ↩︎
  27.  RINESI, Eduardo, (2013). “De la democracia a la democratización”. Debates y Combates, N°5, Año 3, p.38
    ↩︎
  28. PERÓN, Juan Domingo, (1954). “Filosofía Peronista”, Revista Mundo Peronista N° 77, Buenos Aires en https://www.peronistakirchnerista.com/ ↩︎
  29. PERÓN, Juan Domingo, (1954). “Filosofía Peronista”, Revista Mundo Peronista N° 77, Buenos Aires en https://www.peronistakirchnerista.com/ ↩︎
  30. PONTARTIERO, Juan Carlos, (1979). “Proyecto democrático y movimiento popular” Revista Controversia para el examen de la Realidad Argentina, México, p. 6.
    ↩︎
  31.  PERÓN, Juan Domingo, (1954). “Filosofía Peronista”, Revista Mundo Peronista N° 77, Buenos Aires en https://www.peronistakirchnerista.com/ ↩︎
  32. CASULLO, Nicolás, (1981). “Democracia autoritaria y restringida” Controversia N° 11-12, México, p.2, en https://americalee.cedinci.org/ ↩︎
  33. CASULLO, Nicolás, (1980). “La democracia como problema”, Desde el movimiento de masas o desde los mitos”, Revista Controversia N°9-10, Año II, México, p. 25 ↩︎
  34. ALTAMIRANO, Carlos (2001). “Bajo el signo de las masas”, Editorial Ariel, p. 23 ↩︎

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