LIBROS, RESEÑAS y COMENTARIOS
“…por otros medios. De Clausewitz a Guevara: guerra, revolución y política en la tradición del pensamiento marxista” de Amanda Peralta.
“Mi interés por el tema no es en principio académico. Como argentina políticamente activa, participé en el proceso revolucionario de mi país. El fracaso dejó pocos sobrevivientes y numerosas preguntas sin respuesta. De esta manera, al llegar al seguro seno de la Universidad de Gotemburgo comencé a investigar teorías y sucesos que pudiesen otorgarme a mí – y a mi generación – una respuesta a algunos de estos interrogantes”. Amanda Peralta (1939-2009)
Este libro de la editorial CATERVA es la primera y única traducción al castellano de la tesis doctoral que escribió Amanda en sueco para doctorarse en la Universidad de Gotemburgo. Centralmente estudia lo que significa la guerra en el pensamiento marxista. Repasa los clásicos y las diferentes definiciones sobre la guerra, deteniéndose en la obra de Von Clausewitz, para luego introducirse en las fuentes del marxismo revolucionario. Incluye una profunda revisión de la revolución cubana y como esa experiencia influyó en el resto de los movimientos armados de América Latina.
“…Por otros medios” es un libro de estudio, profundo, valiente, de análisis sobre el tema de la guerra revolucionaria en el campo de las ciencias sociales, las relaciones internacionales y los estudios militares, cómo tal vez no exista hasta ahora en la producción nacional.
El libro también tuvo su impacto en Suecia, causando gran desconcierto en la misma autora cuándo investigadores relacionados con el ejército sueco se acercaron a consultarle inquietudes, porque usaban el texto como ¡material de estudio! de la lucha armada en América Latina. La situación puso a Amanda en una situación incómoda y paradojal, talvez recordó a Regis Debray y sus libros, que eran revisados tanto por las juventudes revolucionarias, como por los militares especializados en la lucha contrainsurgente.
Pero también es el libro de una mujer, crítica a la militarización de la lucha política que deshumaniza las experiencias emancipadoras y revolucionarias, y desde su lugar aún apuesta a revitalizar y acompañar a los que sueñan y luchan por la creación de un mundo mejor y una patria libre, justa y soberana.
Ya está en librerías el nuevo libro de Miguel Mazzeo, publicado por Colihue. “Alicia en el país. Apuntes sobre Alicia Eguren y su tiempo”.
Militante. Poeta. Intelectual. Compañera de John William Cooke. Revolucionaria. Ninguno de los términos alcanza para resumir la intensa vida de Alicia Eguren. Intelectual nacionalista desde muy joven, adhiere al peronismo en los inicios del movimiento y, caído Perón, se compromete con las luchas de la Resistencia. Vendrá luego su militancia en ese peronismo que se radicaliza e imbrica en el socialismo, en el marco de un Tercer Mundo insurgente, bajo el faro de la Revolución Cubana. Eguren respaldó activamente la gesta de Fidel y su pueblo, y fue una estrecha colaboradora del “Che”.
Alicia en el país, de Miguel Mazzeo, es un libro que trata de reconstruir esa vida sin medias tintas, vida en la revolución, o para la revolución, así como los debates de una época que conjugó voluntad y pasión, y también tragedias profundas.
El autor rescata, en este ensayo biográfico, la vigencia para el presente de esta figura singular, a la vez que se hace cargo de que su escritura se inscribe en el estallido de los feminismos masivos y que debe romper estereotipos, cuestionarse su lugar de enunciación. Porque Alicia es también el nombre de una “ancestra” imprescindible para pensar una posible genealogía del feminismo. Su lucha nunca pasó desapercibida para los represores: fue la presa política que más tiempo permaneció detenida durante los gobiernos golpistas del 55, hasta el punto de ser identificada por los militares como “la Temeraria”. Su secuestro, tortura y “desaparición”, en la última dictadura, mostraron el ensañamiento de los vencedores para arrasar con esa mujer símbolo de la revolución. Mazzeo recupera sus huellas y, como dice María Pía López en el prólogo, “nos queda la sensación de que escribir sobre Alicia –esa vida que nos llega del pasado- es su modo de habitar los rasgos más promisorios e insumisos de nuestra época”.
PERALTA, Amanda Beatriz.
Por ROBERTO BASCHETTI
“La Negra” nació en Bolívar, provincia de Buenos Aires, el 22 de noviembre de 1939, en el seno de una familia de clase media radical, antiperonista. Falleció en Gotemburgo, Suecia, el 2 de enero de 2009. Allí se había radicado luego del golpe militar de 1976, previo pasaje por Brasil. Hasta último momento me supo privilegiar con su amistad ya que nos carteabamos bastante a menudo. De jovencita fue pupila a un colegio de monjas en Buenos Aires ya que en su ciudad natal no había escuela para magisterio. Empezó a militar en La Plata en 1955, a los 15 años, en la Federación de Estudiantes de la universidad. Ella cuenta de cómo vivió la revuelta de Valle en 1956 en la ciudad de las diagonales: “Me escapé a ver qué pasaba ahí… había mucha gente alrededor de los muros del regimiento. De golpe se escuchan las descargas cuando lo fusilan al Coronel Cogorno. Yo no sé explicar por qué, pero a mí, eso se me clavó en el alma”. Se suma a la Resistencia Peronista y a la Juventud Peronista local. Estudió hasta segundo año de Humanidades en la universidad de dicha ciudad. Con entusiasmo y decisión se sumó a la Resistencia Peronista. En 1962 se suma al grupo del “Vasco” Bengochea que mantiene lazos fraternales y operativos con J.P. Sufrió persecuciones y cárcel (agosto de 1964 a marzo de 1965, en diciembre de 1966 por una huelga portuaria y del 9-9-68 al 26-6-71 en que se fuga). Adhiere por entonces (1967) a Acción Revolucionaria Peronista (ARP), el grupo de John W. Cooke y Alicia Eguren. Fue la única mujer del grupo guerrillero de las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP) apresado en Taco Ralo, Tucumán, en 1968. A posteriori de 1973, militó en las FAP 17. Amanda Peralta nos dejó una reflexión imposible de soslayar luego del genocidio ocurrido en Argentina. “Hay una visión acrítica de los procesos de guerra. Se hace una asimilación de lo ineludible con lo legítimo. No podemos plantearnos erradicar la guerra a través de fomentar las guerras. En 1973 esta confusión era muy grande porque allí la violencia no era necesaria. Sucede que la concepción foquista se conformó con dos componentes: el nacionalista –con todos sus valores patrióticos, los héroes, el sacrificio- y la concepción marxista de la lucha de clases como motor de la historia. Eso dio un cóctel explosivo. Tendíamos a ver la violencia como heroísmo y como valor proletario y socialista. Ahí estaba la idea: cuanto, más milicos limpiemos, más cerca estaremos del socialismo. El problema es cuando descubrís que no podés hacer una guerra sin militarizarte, sin volverte un militar”.
En Enero de este año se publicaron dos libros de Carlos Astrada, uno de nuestros más destacados filósofos nacionales. Ambas ediciones, al cuidado del politólogo Martín Prestía, permiten nuevas aproximaciones a una obra que no pierde en vigencia y potencialidad crítica.
El primer libro, Nietzsche, profeta de una edad trágica, es una edición crítica que permite cotejar, por primera vez, las diferentes versiones del libro que Astrada dedicara al gran filósofo alemán. La publicación original, de 1945, fue uno de los primeros textos que, en nuestro país, abordaron a Nietzsche con rigor filosófico y una voluntad omnicomprensiva. Se trata, a un tiempo, de una biografía intelectual, una introducción a los núcleos conceptuales más destacados del pensamiento nietzscheano, y una interpretación de acusado tono ético-político. Astrada era por entonces un filósofo «existencialista» cercano al nacionalismo revolucionario, que ve con simpatía el ascenso del Coronel Perón —a quien poco después brindará su apoyo—, y su lectura hace de la filosofía nietzscheana un pensamiento prospectivo que tiene al ser humano como principio y fin de toda acción y toda cultura. La obra fue reeditada bajo el título de Nietzsche y la crisis del irracionalismo en 1961, con numerosas modificaciones —entre las que se cuentan párrafos suprimidos, agregados y reelaborados, dos nuevos capítulos en la mitad del libro y un extenso capítulo final— que la presente edición se encarga de puntualizar en notas a pie de página. Por entonces, Astrada ha hecho su pasaje al hegelo-marxismo, y ha atemperado significativamente su entusiasmo por la figura de Nietzsche. Sin embargo, considera al filósofo alemán como una estación ineludible en el pensamiento occidental, cuya contribución decisiva radica en la vigorosa crítica de todos los valores que deprecian la vida e impiden el acrecentamiento de las posibilidades del hombre. La edición se completa con un apartado de “Apéndices” —que incluye tres artículos y un programa de clases, todos ellos dedicados a Nietzsche— y un extenso estudio introductorio preparado por Prestía, que busca reconstruir la presencia de Nietzsche en toda la obra del filósofo argentino.
El segundo libro, Escritos escogidos. Artículos, manifiestos, textos polémicos. Tomo I [1916-1943], es una voluminosa compilación de todos los escritos de Astrada del período que habían permanecido dispersos en periódicos, revistas y folletos, y que ahora aparecen recogidos por primera vez. Los 108 textos reunidos —que amplían considerablemente el corpus bibliográfico astradiano, pues unos 25 habían pasado inadvertidos por la crítica—, permiten profundizar en algunos de los momentos clave de la historia política, cultural y filosófica de la primera mitad del siglo XX argentino —anti-positivismo vitalista, juvenilismo reformista, vanguardismo, existencialismo, nacionalismo—, que Astrada procuró transitar con la autonomía intelectual que siempre caracterizó su obra y su vida. Muchos de esos artículos son versiones preliminares de textos más extensos, reformulados las más de las veces como capítulos de libros o trabajos de más largo aliento, que Prestía se encarga puntillosamente de señalar en notas aclaratorias. De ese modo, la publicación se ofrece, por igual, a aquellos que están comenzando en la obra astradiana, pero también a los ya iniciados, pues la ordenación cronológica y el trabajo de edición crítica permite arrojar nueva luz sobre el derrotero filosófico y político de uno de nuestros más importantes autores. Textos técnicos —de metafísica, ética y estética— se entrelazan con declaraciones y adhesiones políticas, escritos de coyuntura y polémicas públicas, en lo que resulta una rica introducción a una obra que merece revisitarse. Fruto de un esfuerzo de coedición de la Editorial de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba, UniRío Editora, editorial Caterva y editorial Meridión, el volumen —del cual se encuentra en preparación un segundo tomo, correspondiente al período 1944-1970— se completa con un extenso Estudio preliminar firmado por Prestía y dos Prólogos a cargo de las autorizadas plumas de Guillermo David y Horacio González.
Carlos Astrada nació en Córdoba el 26 de febrero de 1894. Desarrolló sus primeros escritos a partir de una filosofía «vitalista», con un fuerte acento en la historicidad y volcada a temas ético-políticos, estéticos y metafísicos. Saludó la Revolución bolchevique de 1917 y fue uno de los protagonistas de la Reforma universitaria de 1918, de la que integró el ala izquierda, «romántica» y anti-positivista. En 1927 viajó a Alemania a raíz de la obtención de una beca para el perfeccionamiento de sus estudios, donde asistió a los cursos de Edmund Husserl, Max Scheler y Martin Heidegger, entre otros destacados filósofos alemanes. A su regreso al país, en 1931, continuó su desarrollo profesional con la publicación de numerosas obras filosóficas, y se convirtió en uno de los primeros introductores de Heidegger y la filosofía «existencial» al ámbito cultural hispanoparlante. En el filo de las décadas de 1930 y 1940 se vinculó a círculos nacionalistas de diverso cuño y fue uno de los intelectuales más destacados que prestara abierto apoyo al peronismo, del que se alejó tras el golpe de Estado de 1955. Fue uno de los principales organizadores del Primer Congreso Nacional de Filosofía de 1949, en el que defendió una posición ligada al existencialismo, en disputa con el tomismo. En su etapa tardía ensayó un fecundo diálogo entre la analítica existencial heideggeriana y la dialéctica hegelo-marxista, terreno sobre el que proyectó su cosmovisión final, el «humanismo de la libertad». Valoró la experiencia maoísta, conservando sus posiciones filosófico-políticas sobre la cuestión nacional. La línea de constancia problemática que estructura los diferentes momentos de su pensamiento es la postulación de la finitud e inmanencia radicales del ser humano, y la reivindicación del mismo como epicentro de la historia. Entre sus principales obras se encuentran El juego existencial (1933), La ética forma y los valores (1938), El juego metafísico (1942), Temporalidad (1943), Nietzsche, profeta de una edad trágica (1945), El mito gaucho (1948), La revolución existencialista (1952), El marxismo y las escatologías (1957), Dialéctica y positivismo lógico (1961), Tierra y figura (1963), Fenomenología y praxis (1967), Martin Heidegger. De la analítica ontológica a la dimensión dialéctica (1970), entre otras. Murió en Buenos Aires el 23 de diciembre de 1970.