Por Adrián Groglopo

El Guasón votó en una escuela en Dolores. (www.entrelineas.info)

“El problema de Massa fue justamente su estrategia: Se enmarcó ante los votantes como la única salvación ante este Joker. Muchas metáforas se usaron antes del balotaje. Gente amiga se expresaba con la imagen de estar en el horno. La pregunta, se imponía, si queríamos estar en el horno eléctrico o el de a gas. A fuego lento o alto, o si nos mantiene al espiedo o en cacerola.”

Adrián Groglopo. (Dr. en Sociología. Docente en el Departamento de Trabajo Social de la
Universidad de Gotemburgo, Suecia)

Pregunta: ¿No nos recuerda la imagen de Javier Milei a imágenes políticas pasadas de otros países, como una especie de déjà vu, y a veces como actuación, una especie de entretenimiento ante el público?

No es la primera vez que políticos de este tipo hacen ruido en los medios digitales (social media) y las grandes cadenas de televisión donde gritan, insultan, discriminan, hacen revisionismo, se visten con disfraces de todo tipo y gritan a cuatro vientos su odio visceral por ciertas políticas que siempre tienen como denominador común el desmantelamiento del Estado de Bienestar (o lo poco que queda de este). Así ganan adeptos, parece. Sé que es una larga pregunta que enmarca una idea sobre cómo el sistema político occidental trata de cambiar sus representaciones (performances) políticas, presentándolas como renovadas o nuevas, pero con sabor a rancio. Ese gusto a vieja galleta que ya de por si la historia de los pueblos nunca pudo tragar, pero que siempre estuvo ahí, y donde sigue presentada como optativa dentro de la democracia liberal y su sistema capitalista neoliberal. Quiero decir, esos pueblos de arraigada comunidad, de lo común público y social como base ética ante el prójimo, con sentido de comuna, y no de individuo enajenado a su comunidad. Lo que se adscribe a lo popular.

Milei me recuerda no solo al expresidente estadounidense Donald Trump, sino también al ex primer ministro de Gran bretaña Boris Johnson, o el ex presidente de Brasil Jair Bolsonaro, pero también en sus discursos, a la primera ministra de Italia Giorgia Meloni, o en la historia fúnebre al mismo Adolf Hitler y por el griterío autoritario. Obviamente todo renovado, todo “post”, todo ”neo”, lavado por los grandes profesionales y gurús de la publicidad, el neuromarketing y el performance, para ser vistos desde la pantalla de tu celular y financiado por los mejores capitales interesados, justamente, “en hacer un cambio”.

Pero, si hay algún personaje que me recuerda a la figura de Milei, es el de la magistral actuación del actor estadounidense Joaquin Phoenix en la película “Joker” (2019). En esta película el actor desempeña el papel de “Arthur Fleck”, un trabajador de changas en la ciudad de Gotham (la ciudad de Batman). Este trabaja como payaso subalquilado por una empresa que lo explota quedándose con parte de su dinero. Arthur trata de sobrevivir con su madre enferma en una sociedad extremadamente desigual y en donde él aspira a ser un comediante reconocido; mira la televisión y quiere ser como los otros comediantes exitosos. Al pasar por varias situaciones trágicas, Arthur termina transformándose en el “Joker”, su alter ego que lo va llevando a cometer grandes crímenes que lo hacen famoso, por lo cual consigue adeptos.

El Arthur, transformado en Joker, hace política del crimen, de la injusticia en Gotham, y de la descarnada desigualdad de la sociedad, así como de la violencia y del resentimiento social. Ahora Arthur Fleck, es el Joker y moviliza la reacción contra ese establishment o casta. Y es aquí donde se dividen las aguas del sentido ideológico. Arthur no va por el cambio de sistema; no le interesa terminar con la desigualdad, la violencia o la estructura de casta, sino que quiere imponer sus reglas o políticas dentro de ese sistema, sin cambiarlo, y reforzando el contrato ideológico del gran capital. Él quiere, dinero y fama, y cada uno que se arregle a su manera. Ahí es donde Hollywood nos empieza a interpelar como sujetos sujetados, mostrándonos que la violencia, la reacción, el odio y el resentimiento son caminos viables para el individuo harto y maltratado por la sociedad.

La violencia y su política ya no se toma como problema de alta seriedad, sino como comedia, como camino a un posible cambio político y con eso transformar al propio sujeto. Si sabemos algo de Hollywood y sus películas, es justamente el arduo trabajo que ha realizado en su historia cinematográfica para manipular y tratar de anular o tergiverzar por medio del plano artístico y simbólico la esperanza  de las masas subyugadas por el sistema capitalista, librarse del yugo del sistema y acabar con este.

La violencia, simbólica, física o psíquica se convierte en algo divertido para ver en el TikTok u otros medios digitales, tal como Milei y su equipo bien pudieron aprovechar. Milei se convirtió en político haciendo de la violencia simbólica, el odio hacia el peronismo y lo colectivo, una comedia, una performance, un entretenimiento para las masas. Ese es el común denominador que encontramos en los políticos nombrados de la última década.

“Me hace recordar al Joker por su impronta, por su performance, pero más me hace recordar a las maniobras de la política occidental para mantener su sistema global capitalista neoliberal”

Mucho se podría decir de este personaje, y del Joker también. Pero para entender a quien ganó las elecciones argentinas el domingo 19 de noviembre del 2023, se hace imprescindible no quedarse con la imagen de un Milei como individuo, un loco, alguien de afuera, como aislado del contexto financiero, logístico y performativo de un sistema global en decadencia. Me hace recordar al Joker por su impronta, por su performance, pero más me hace recordar a las maniobras de la política occidental para mantener su sistema global capitalista neoliberal. Un sistema extremadamente deslegitimado por la historia y nocivo para los pueblos, ultrajando los tejidos sociales y el medio ambiente donde estos se tejen.

El personaje de Milei se siente como ese ultimo zarpazo del monstruo antes de caer al vacío. La gran incertidumbre es cuánto tiempo durara el zarpazo y las heridas que deja.

No nos dejamos tampoco llevar gratuitamente por una figura como Sergio Massa. Más allá que fue apoyado por figuras centrales del circulo peronista, no hay que olvidar, que tampoco resultó totalmente aceptado por ciertos sectores populares. Recibe su herencia política del presidente Alberto Fernández, que de peronista no tiene nada más que su discurso, pero avalado por Cristina Fernández, que de peronista si tiene mucho.  Eso sí, Alberto se alinea con la socialdemocracia, que mal interpretada como izquierda y a la vez cooptadora de símbolos de izquierda, es sin duda, y con pruebas en mano, una ideología liberal.

La relación de Massa con la embajada, siempre fue un plato difícil de tragar para los que todavía tienen en su ADN peronista impronta antiimperialista. El problema de Massa fue justamente su estrategia: Se enmarcó ante los votantes como la única salvación ante este Joker. Muchas metáforas se usaron antes del balotaje. Gente amiga se expresaba con la imagen de estar en el horno. La pregunta, se imponía, si queríamos estar en el horno eléctrico o el de a gas. A fuego lento o alto, o si nos mantiene al espiedo o en cacerola. Yo hablando con mi amigo Carlos, que había leído un artículo en la revista digital “Hegemonía”1 (una de las mejores revistas de análisis político en Argentina), me preguntaba qué opinaba de esto. Yo le decía:

Sí, Carlos. Es lamentable pero es así. Ninguno de los dos es “la salvación” para el país. Pero hay diferentes maneras de estar en el horno. A fuego bajo, con posibilidades de crear espacios políticos y culturales, y donde se pueda mantener una visión de apertura para la mejora política. O, a fuego alto, con posibilidades de violencia directa del Estado, la profundización de la superexplotación de los trabajadores y el desmantelamiento de derechos laborales y nacionales, que producirá una legitimidad de la violencia social y política por medio de las desigualdades y el desentendimiento del prójimo, o del Otro.

Yo agregaría, que no solo la gente está cansada, y quiere explotar por tanto sufrimiento que ha pasado como sociedad, sino que lo que se ha visto como método de cambio de parte de estos intereses globales, es la de arrasar sociedades con políticas performativas a la Joker, para entrar con capitales transnacionales y “reconstruir” a gusto propio.

EEUU e Inglaterra a la cabeza, seguidos por la Unión Europea e Israel, han favorecido cambios de este tipo en ya muchos países (incluso dentro de sus propias fronteras). Eso lleva a pensar que, si fuera por estos intereses, que se definen hoy con Milei, a Massa lo tendrían de repuesto, por las dudas.

Milei, es sin ninguna duda la plata más rápida para los intereses financieros y globales, así como también para los intereses geopolíticos que se están conjugando en el tablero mundial. Por eso Massa era nuestra única apuesta en ese momento. El pueblo (el sujeto ético) estubo con Massa y el pueblo no se equivoca, aunque sepa que estas degeneradas élites están ahí atrás esperando cobrar de cualquier manera y poder entrar a arrasar el mercado interno y sus recursos del país. Massa, significó sostener las ideas del Estado Constitucional y los derechos ganados por nuestra gente, un posible freno para los buitres, y ganar tiempo para reforzar las bases populares de resistencia, de barrios, de sindicatos, de comunas, de clubes y otros.

Carlos: ¡Sí, ya sé que es así! Solo, lo que un poco me cuestiono, es que si ¿realmente podemos creer que está, desde bastante antes, ya todo digitado por los poderes hegemónicos? “Hegemonía”, la revista digital de “Batalla Cultural2, viene diciendo que esos poderes deciden si hace Milei el laburo sucio, tipo shock, explota todo, lo rajan y entra Massa; o sí ganaba el hincha de tigre, igual, solo que más progresivamente. En definitiva, se viene ahora o más tarde Massa, servil a las mismas élites. Mi esperanza es que dada la ambición de poder de Massa, si se dieran así los acontecimientos, le brote algo de peronismo y se le retobe al poder hegemónico global. Es más, dicen que a Milei lo creó Massa para terciar con Juntos por el Cambio, sacarlo del juego y lo mismo absorbiendo a los “K” dada la impresentabilidad de Milei. Otros dicen, que a Milei lo hizo Macri, y por eso juega ahí.

“No nos equivoquemos y no confundamos al peronismo con el proyecto pseudo-izquierda que es liberal y se llama socialdemocracia, que quiere mantener el día de hoy un mínimo de Estado de Bienestar mientras al mismo tiempo sigue el trabajo de la derecha neoliberal, firmando acuerdos con el FMI”

Yo: –Para mí son solo conjeturas del análisis que Batalla Cultural hace a partir de una lectura sobre la política económica que ha regido en América Latina ya hace tiempo. Yo comparto ese análisis porque no es coyuntural en los métodos, pero no se sabe a ciencia cierta cuales fueron las jugadas internas. Pero si vamos a especular en el análisis, y estoy en parte de acuerdo con “Batalla“, creo que Massa orquestó muy acertadamente para acabar con Juntos por el Cambio y hacerlo trisas. Pero creo que eso es una jugada bastante arriesgada por parte de Massa en una situación que Milei, representante del libero-fascismo (nueva tendencia política en la segunda y tercera década del nuevo milenio en sociedades occidentales y occidentalizadas) que viene ganando en varias provincias, mantiene la fuerza de la idea de cambio radical que Massa no pudo articular ni como ministro de economía, ni tampoco como candidato a presidente. Massa será un político hecho y derecho – como muchos lo han presentado – dentro de la profesión, pero no parece conocer muy bien al pueblo y sus ansias de pasión popular política por un cambio que favorezca a este. No nos equivoquemos y no confundamos al peronismo con el proyecto pseudo-izquierda que es liberal y se llama socialdemocracia, que quiere mantener el día de hoy un mínimo de Estado de Bienestar mientras al mismo tiempo sigue el trabajo de la derecha neoliberal, firmando acuerdos con el FMI y con grandes capitales transnacionales representados en el país por las oligarquías nacionales. A eso no se lo puede llamar peronismo.

El desconcierto y el cansancio de la gente a pie, castigados por años de crisis económicas y procesada por el control de monopolios mediáticos con lazos extensos dentro el sistema judicial, la oligarquía rural y financiera del país, esas grandes familias poderosas, da lugar a formaciones sociales muy divididas y desgastadas. No nos olvidemos que esos sectores de poder han mantenido históricamente una línea contra ese peronismo de políticas de Estado de Bienestar y anti-FMI, o anti-imperialista y anti-oligárquica. Son poderes que actúan en conjunto, hasta tal punto de querer encarcelar a una vicepresidenta sin pruebas concretas, y hasta atentar con su vida en un fallido magnicidio.

Y no quedó ahí. Al instalar el discurso de odio en la imagen de Cristina, y lo que ella representa, engendraron durante casi 20 años una lógica latente de que la dictadura cívico-militar del 70 fue mejor que el peronismo de los últimos 40 años. Este queda en segundo o tercer plano de aberración, y el peronismo personificado en Cristina, se manifiesta como el “kuko” a odiar el día de hoy. Ahora empezas a escuchar en diferentes espacios que lo de Milei es culpa de los “K” o del peronismo (cualquier sea su interpretación). Cualquier cosa es votable antes de tener al peronismo de vuelta, según la consigna a instalar y meticulosamente dirigida por poderes facticos de medios y comunicación en el inconsciente colectivo. Imaginate, casi 20 años, día a día, manteniendo el discurso de odio hacia una líder, con errores y aciertos, con contradicciones y afirmaciones, hace que el aparato mediático se monte en una empresa formadora de subjetividades anti-K, anti-estado de bienestar, anti-popular. Algún día eso se manifiesta políticamente y da resultado electoral, así también como tentativas de magnicidio y lawfare contra representantes del peronismo. 

Esos medios estarán ahí para decirte como tenés que interpretar todo ese escenario, y según tu sesgo ideológico e inclinación partidaria, lo analizaras en dos segundos y después te pasan futbol o algún baile con cuerpos semidesnudos, o personajes gritando. Te la entran por ahí. Imaginate que esto afecta la sociedad en su formación política, la parte en varios pedazos conflictivos y deja el gusto rancio que diferentes sectores aprovechan para construir una política de odio y resentimiento.

Por ahí Massa se la jugó pensando que partiendo a Juntos por el Cambio partiría también al electorado anti-peronista, anti-K, y acorralaría a ciertos sectores votantes del Pro a que voten por él en un escenario maniqueísta del bien contra el mal. Y no es tampoco seguro que ante el fracaso de Milei necesariamente venga Massa como un posible salvador mesiánico, como dice la revista de Batalla Cultural. Yo lo dudo mucho. Es una probabilidad, pero el triunfo de Milei en el balotaje refuerza el poder de clase en ciertos sectores del empresariado medio, entonces llevará largo rato sacarlo y muy difícil que vuelva un Massa recordado como el ministro que no pudo controlar la inflación; o en ciertos sectores será recordado como parte del peronismo que creo a un Milei.

“A Massa no le iba a brotar peronismo porque nunca fue peronista. Sí es un socialdemócrata dentro del liberalismo “social” que cuidaría de las formas del Estado de Bienestar, siempre y cuando no se tuviera que enfrentar al poder ejecutivo del Capital.”

Ojo, que los modelos rápidos de reforzar sectores económicos medios a partir de una política de superexplotación de la mano de obra, y la retirada del Estado en ámbitos esenciales para la actividad social, pueden dar un resultado de ganancias y aparente éxito a corto plazo, a ciertos grupos empresariales. Pero al mismo tiempo, destruye por completo el tejido social, y construye a su vez condiciones para todo tipo de violencia, avivando el discurso de odio y resentimiento, interpretado políticamente por los grandes medios monopólicos de comunicación y productivos, interesados en mantener ese tipo de sociedad, que no dudan en reproducir.

A Massa no le iba a brotar peronismo porque nunca fue peronista. Sí, es un socialdemócrata dentro del liberalismo “social”, que cuidaría de las formas del Estado de Bienestar, siempre y cuando no se tuviera que enfrentar al poder ejecutivo del Capital. La pregunta es si ¿hay peronismo el día de hoy como fuerza política, o solo es una consigna que ciertos sectores burgueses se apropiaron para implosionarla y confundirla por una socialdemocracia? Pero bueno, eso son conjeturas del análisis político.

Tenía importancia quien gane, no daba igual. Y Massa era necesario en este momento. Milei, es la reacción recalcitrante que se apoya en los símbolos de la última dictadura (para no enumerar otras bestialidades que lleva su política). Una vergüenza desde donde lo veas, que resultan en un final incierto y catastrófico para los segmentos sociales vulnerables de la clase obrera y la mal llamada clase media baja.

Lamentablemente no pudimos seguir el intercambio de pareceres con mi amigo, porque luego del balotaje se comenzaron a procesar las noticias y los medios digitales te abruman con análisis y situaciones anecdóticas. De Carlos todavía no escuché nada, yo tampoco me comuniqué. Creo que estamos de luto y pensando qué hacer. Cada uno sabrá como masticar esta galleta rancia que dejó las elecciones. Ese sabor, de un sistema moribundo donde los Jokers se hacen realidad antes de desaparecer. Y de ahí construyamos un sistema social, político y económico por medio de otro tipo de entendimiento de sociedad, comunidad, de relaciones comunitarias y por medio de nuestro poder actuar ético ante el Otro.

Si, por ahí suena muy Gramsciano o hasta Dusseliano, pero a estas alturas la necesidad existencial de una brújula ético-política es fundamental para hacernos agentes de cambio. Pero no como individuos, que es el lema de la ultraderecha o la derecha oligárquica, sino como comunidad, organizando formas de resistencia desde los clubes, barrios, sindicatos, comunas, movimientos que hagan nuevamente protestas dignas de cuidado del Otro. Un cambio de dirección política dónde esta no esté en manos de intereses foráneos y oligárquicos, ni de Jokers coyunturales, sino en manos de ese pueblo ético.    

www.ellitoral.com
  1. www.revistahegemonia.com ↩︎
  2. www.labatallacultural.org ↩︎

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