12 julio, 2025

(Décimo comprimido) REPRESIÓN. Por: Sebastián Russo

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Periodistas heridos, un fotógrafo al borde de la muerte, jubilados apaleados, madres con sus niños gaseados y humillados, trabajadores salvajemente reprimidos, médicos, científicos, docentes y estudiantes estigmatizados y despreciados, identidades sexuales diversas y artistas patéticamente ridiculizados, mujeres amenazadas con discursos misóginos aberrantes, miles de personas de todas las edades y género abandonadas en las gélidas calles condenadas a comer de la basura y a sobrevivir, todos somos culpables del pecado original de habernos construido algún momento de felicidad o de intentar algún tipo de mejora que reconfortara nuestra existencia, entonces ¿Cómo detener esta deshumanización?
Seba Russo nos trae la décima entrega de lo que llamamos pastillas contra la náusea, que son solo un pequeño intento de parar un minuto para reflexionar, dar testimonio y tal vez, ir mejorando al ensayar una salida.

Represión. Puede definirse por ejercer una presión desmesurada. Una re-presión.

Hoy lxs pibxs meten el re junto al ah(re) de modo constante. Gracioso, amistoso, corporal. El ah-re viene después de alguna frase. Que así se intenta (auto)burlar. Por grandilocuente, desmesurada. Una inflexión autoreflexiva cordial y relacional. Me puedo reír de lo que dije. Y te lo digo.

La represión policial no tiene nada que ver con esto. O sí. Por ser su exacto contrario. Es prepotencia estatal, incluso para-estatal. Que lejos de generar cercanía aleja. A fuerza de una violencia que se expresa y busca desigual. Y que nunca se piensa a sí misma. La represión es principio y fin de un gobierno que no puede, no sabe, no quiere gobernar.

La represión es una política. La del fin de la política. Al menos en democracia. Entendida esta como el dirimir diferencias en instituciones y formas consensuadas. La protesta callejera es el necesario llamado de atención. De que algo, tal como ocurre, no está funcionando. Es el síntoma, la válvula de escape, incluso para que la nave (social) siga yendo, siga a flote.

La policía la bardea. La policía está zarpada. La policía está sacada. La policía está re loca. A la policía la maneja alguien con similares características.

Desde el macrismo. La policía tiene rienda suelta. Más que nunca en democracia. Al punto del goce pérfido. Del que dispara, gasea, reprime. Y ríe. O no le importa.

La represión somete al otro. Si el Estado reprime no cumple su función de cuidado. Incluso para con aquellos que infringen normas. Cuidar, proteger, acompañar. Educar, ayudar, servir. Eso hace un Estado. Incluso su brazo armado.

Un gobierno que desea destruir el Estado. Destruye también sus funciones. Empieza por ahí. Para que sus instituciones no tengan sentido. O a estas, para que aquellas no encuentren regulación.

Reprimir este instinto autócrata, evita la represión descontrolada. Destructora del lazo, del vinculo con el otro. Destructiva de la institución por la que una sociedad se constituye como tal, delegando la violencia en ella. Amén de su autorregulación. Sin la cuál no es violencia legítima sino terrorismo estatal.

El fundamento del vivir en común se dirime en esto. Lxs pibxs bardeándose a sí mismxs saben, que repensar sus actos, reírse de ellos, es lo que estructura su vinculo con lxs otrxs. Su lugar en el mundo.

El ah re es un modo coloquial y pícaro de sabiduría social. Lo estrictamente opuesto a la ignorancia criminal contra la vida en común. Expresada en la justificación institucional de una represión desatada. Donde las puertas del abismo quedan abiertas.

Una larga noche
Es sólo una larga noche

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