¿Cómo construyó el Estado Nación la Generación de 1880? Por: Sergio Muratori
A la luz de los últimos debates que ha planteado el gobierno de Javier Milei, en cuanto a los diferentes exponentes del liberalismo, resulta esclarecedor hacer una revisión en este caso, de la Generación del 80 y las características que presentaron las presidencias de Julio Argentino Roca. En tal sentido esta corriente liberal se vincula no solamente en el aspecto económico, sino que agrega un proyecto geopolítico que la distingue de sus otras corrientes liberales. La disputa por la soberanía Nacional abarca no solamente el análisis historiográfico, sino que además se vincula con el presente, por tener una gran porción del territorio argentino ocupado por el Reino Unido. Si bien esto excede el trabajo que se pretende realizar, este factor debe estar presente para trabajar una mejor reflexión en la idea de construcción de un nuevo Estado. En este caso se establecen los elementos esenciales de un Estado Nacional, bajo los pilares de las corrientes liberales, pero estableciendo la defensa a lo largo y ancho del territorio. Bajo este contexto interesa explicar cómo se constituye un Estado liberal pero con “características nacionales” y con clara visión geopolítica que lo diferencian de los demás modelos que representaban las “bases” de una Argentina pequeña en espacio y dependiente en soberanía.
La Generación del 80 se destaca por ser la clase dirigente que acompañó el proceso de construcción y modernización en la organización de un nuevo Estado. Con la primera presidencia de Julio Argentino Roca se inicia el crecimiento económico y sostenido de la Argentina bajo un plan de soberanía y una profunda política territorial. Roca es una figura de suma importancia para comprender la historia política de la Argentina, en primera medida contiene un alcance que abarca las diferentes tensiones entre Estado y las demás provincias en la pretendida expansión argentina. Esta extensión en el territorio no solo contemplaba el carácter militar sino que formaba sus principales pilares en la sanción de diferentes leyes como fue la 1420. Esta Ley acompañó un momento de fuerte modernización en la sociedad argentina, entendiendo a la educación como un derecho, pero a su vez beneficiando a un sector de la oligarquía terrateniente argentina que lleva a cabo cambios educativos y económicos para sus propios intereses de clase. (Pineu Pablo) A este bienestar y adaptabilidad de un sector se le sumaria otro pilar que constituyó la Generación del 80, que establecía una escuela laica y obligatoria al alcance del conjunto de la población, enfrentándose de esta manera católicos y liberales. La postura liberal defendía la laicidad para incentivar la inmigración, que serian los futuros trabajadores de la clase dominante que se beneficiaba. Por otro lado se va construyendo sujetos que integran una comunidad como Nación, legitimando mecanismos que establecían un orden socioeconómico que emanaba desde el nuevo orden de Estado Nación, permitiendo al menos que los hijos de los inmigrantes se igualen socialmente en contenidos nacionales y simbología que establecía entre otras cosas la enseñanza obligatoria. Otro pilar fundamental para comprender esta generación fue la política de corrimiento de frontera, para esto se sanciona la Ley 947 desalojando a los nativos de las tierras en primera medida, ya que no serian tenidos en cuenta para la construcción del nuevo proyecto por no adaptarse a las nuevas reglas que establecía el régimen económico en curso. El medio de la conquista seria la reconstrucción de un ejército nacional[1] invirtiendo recursos y profesionalizando a sus miembros para lograr ocupar los futuros territorios argentinos.
La Ley 947 llevó adelante el avance militar hasta la frontera del Rio Negro, de esta forma fueron desplazados los aborígenes del actual territorio de Neuquén, repartiendo las tierras a las familias influyentes, desatendiendo lo que la Ley de inmigración sostenía (Bandieri Susana) En total se invertirían hasta 1.600.000 de pesos para llevar adelante la denominada “Conquista del Desierto” Esto sería financiado por los terratenientes de la pampa húmeda, sostenido entre muchas otras, por la familia Martínez de Hoz, siendo por aquel entonces titular de la Sociedad Rural Argentina, para dicha campaña se emitían 4.000 títulos públicos, despojando y llevando a condiciones de servidumbre a los pueblos originarios (Bayer Osvaldo) Por otra parte Autores como Alfredo Terzaga presenta a la generación del 80 como la verdadera creadora del Estado nacional moderno, tomando al General Roca como un antes y después en la historia de la Argentina. Este autor difiere de calificar como genocidio a la campaña que se realizó en la Patagonia por parte del Ejercito Nacional Argentino y advierte en cambio que dicho territorio se encontraba en disputa con la república de Chile o peor Aun con las pretensiones de expansión británicas asentadas desde 1833 en las Islas Malvinas[2] En este sentido es que se hace una total importancia a la organización del territorio durante la generación que se abre en el periodo de 1880, tal vez uno de los hechos más importantes sea la federalización de la Ciudad de Buenos Aires, puerto y aduana. La herencia virreinal generaba una provincia con su ciudad aduana y puerto con mayor poder que el resto del interior del país, acentuándose con mayor autoridad durante el periodo de Mitre como el máximo representante de la oligarquía argentina[3] De esta manera se terminaría con las rivalidades entre las provincias y el puerto, sentando las primeras bases de una organización territorial y política para el país, el puerto pasaría a depender del estado nacional, conducido políticamente por el poder ejecutivo otorgando mayor poder de maniobra al recién elegido presidente, General Roca. A esta organización se opondría el entonces gobernador de Buenos Aires Carlos Tejedor que pretendía seguir manejando la ciudad y el puerto. Al igual que con la expansión sobre el territorio patagónico la disputa se resolvería a través de la violencia, tal como señala Terzaga los conflictos se dirimen haciendo uso de las armas pero no solo contra los pueblos que habitaban el sur del territorio si no sobre todo sector que se enfrentase a los intereses opuestos de la nueva clase dirigente. El 6 diciembre de 1880 se promulga la ley 1029 y con ello se declara a la Ciudad de Buenos Aires como capital de la República Argentina bajo un control federal directo. Junto a la federalización se hizo posible establecer una seguridad jurídica y un orden que provenía de la fuerza pero que generaba el tan preciado crecimiento económico que el sistema productivo agrexportador de la época requería. Para que la nación gobernase por encima de la provincia se requirió tal como marcaba la época de un enfrentamiento armado, Entre el 17 y el 30 de junio se llevan a cabo las batallas entre el estado y la Provincia de Buenos Aires, Roca sería el encargado de organizar las fuerzas del estado y nuevamente seria el vencedor, consolidándose el imperio de la paz (La Nación Diario, 24 de mayo de 2021) A partir de este momento la riqueza que generaba la aduana seria administrada por el gobierno nacional elegido a través del voto, siendo el Partido Autonomista parte de la república conservadora en una democracia fraudulenta que caracterizaba la época. Este escenario, lo económico generaría una reacción especulativa que hizo de Argentina un paraíso para un tipo de producción capitalista para diferentes inversores extranjeros. La riqueza que generaba el estado organizado y sustentado por un sector de la oligarquía permitía los a ingleses construir ferrocarriles con la clara certeza de extraer ganancias las cuales también se materializaban en materias primas para las fábricas de las metrópolis de Europa. Las empresas de ferrocarriles argentinos superaron a las de otras regiones, casi el doble por kilometro que en Chile y casi cuatro veces más que en México. (Puiggros Rodolfo) También el apogeo en lo económico trajo su relevancia en las organizaciones obreras, con ello se fue creando la voluntad de la clase trabajadora. El Sindicato de Comercio en 1881, al año siguiente La Sociedad Obrera de Albañiles y la Unión Obrera de Sastres. La Organización más efectiva de la generación del 80 se fundó y estuvo conducida con el desarrollo del ferrocarril, se trata de la Fraternidad en 1887, que agrupaba a conductores y foguistas. Todo este contexto podía ser posible dentro del marco de la expansión económica y de la inmigración proveniente de Europa, este desplazamiento de personas permitió cambios notables en la composición étnica y en la distribución geográfica del país. A medida que iban ingresando inmigrantes, entraban al país nuevas corrientes de pensamiento político foráneas a las tradicionales que se mezclaban con la población nativa del país generando a su vez otro nuevo actor social “El hijo del inmigrante” en este caso la oligarquía se adapta a las nuevas circunstancias que marcan la época del nuevo desarrollo económico.
“Unas de las características sobresalientes de la oligarquía argentina ha sido su flexibilidad política, su capacidad para adaptarse a las circunstancias adversas a la espera de mejores oportunidades, prefirió siempre la legalidad formal y la democracia artificial a la dictadura expuesta y abierta, lo mismo que sus socios ingleses” (Puiggros Rodolfo; Historia crítica de los partidos políticos argentinos; Galerna; p. 134.)
Vista desde el punto generacional la década del 80 también encuentra su expresión desde el punto de vista cultural, alcanzando un grupo que provocan una literatura común de la época, nacidos aproximadamente por los años 50, sus obras se producen entre la década del 80 y el primer lustro de los 90[4] El mayor interés radicaba en la organización definitiva del país sustentada por la incipiente clase dominante después de terminadas las guerras civiles, consolidando un modelo de estado nación. A los intelectuales de la época les resultaba atractiva la literatura inglesa y francesa formando así en los salones y clubes porteños elegantes reuniones donde se reunían las preferencias por el gusto europeo. Leopoldo Lugones vería reflejada en la nueva generación la estabilidad de un sistema al cual considera oligarca pero estable para el sistema económico imperante, en tanto la esencia de Roca como estadista residía en convocar a los mejores intelectos para sumarlos a su proyecto político. Es el pragmatismo el que une al intelectual con el político, Lugones cuestionaría la ideología liberal tal vez por su fe al socialismo pero reconocía la formación militar del presidente de la nación asumiendo la tradición cultural presidiendo una nueva argentina, mas conectada con la realidad mundial y europea no solo económica, sino además culturalmente. En este mismo orden se puede observar una clase dominante que supera el mero arco de la provincia de Buenos Aires y el puerto y que además incluye a grupos de las demás provincias del interior argentino, reconociendo el avance en el sentido espacial del territorio como en lo cultural recientemente expuesto. Al darle protagonismo al interior del país, se terminan con las pujas y rivalidades entre el puerto y el interior, o las mismas sublevaciones del caudillismo, creando el vínculo necesario con el nuevo estado nación. A esta realidad nacional se le sumaria tal vez una de las dificultades más trascedentes para la época que podría ser la organización obrera junto a la inmensa cantidad de inmigración, en este sentido se funda “El Obrero” periódico socialista defensor de los intereses de la clase trabajadora, aparece el 12 de diciembre de 1890 iniciando un estudio de la realidad nacional, a esta corriente de pensamiento crítico también se la sumaria otra más exaltada pero igualmente idealista que fueron los militantes anarquistas. El Obrero se esforzaría por descubrir las particularidades del proceso social argentino en relación a las luchas emancipadoras de la clase obrera con la formación de los nuevos sindicatos a fines de los años ochenta y la influencia anarquista principalmente proveniente de Italia. En este sentido y continuando con lo socioeconómico la gran corriente inmigratoria no logró cumplir el bienestar económico en haber dejado el viejo mundo, en mayor medida el sector que crecía en valores exponenciales serian los capitales financieros internacionales. En segunda instancia el desarrollo del capital nacional a pesar de su debilidad y dependencia frente al capitalismo de Gran Bretaña – entre mediados de 1870 y finales de 1890- aparecen bancos y compañías de seguro, empresas de colonización y capital nacional incluidos el de los inmigrantes pero en mucha menor proporción.
“El grado de concentración y amplitud del capital bancario es índice tanto de la importancia de la penetración del capital financiero imperialista cuanto del desarrollo del capital nacional. En los bancos se movilizan los cuantiosos intereses del capital extranjero y se depositan los ahorros de los productos directos” “En 1900 había en la Argentina tres categorías de bancos”: “Bancos dependientes del capital extranjero, entre ellos encontramos al Tarapacá y London Bank Limited fundado en 1888 para el comercio con Chile y el sur argentino. (.hay poner numerito.) También se encuentran bancos financiados mediante el aporte de los inmigrantes (agricultores, comerciantes e industriales) Nuevo Banco Italiano fundado en 1887. Luego los bancos nacionales: Nación Argentina fundado en 1891 con capital autorizado por la ley 2841 de 50 millones de pesos. (Puiggrós Rodolfo, Historia crítica de los partidos políticos argentinos, Galerna; Pag 83 y 84)
Así la Argentina se convertía en un escenario de oportunidades que implicaba más beneficios para algunos sectores que otros, principalmente en la distribución y acumulación de capital y la notoria diferencia entre capital nacional y capital extranjero. Si bien en algunos sectores principalmente los comerciantes a partir de principios de siglo veinte se registran cambios significativos, nunca puede compararse en lo que respecta al capital internacional más precisamente la relación con Gran Bretaña. Así mismo la penetración del capital inglés no solo se reflejaba en materia financiera si no que conformaba toda la maquinaria de producción argentina, en este sentido se hace mención a puertos, electricidad, maquinaria pesada y hasta industria química, que si bien estas competían con el capital alemán no dejarían margen para la intervención de los intereses británicos tanto financieros como comerciales. De esta manera los doctrinarios de la época no creían que la Argentina podría llegar a un grado de autodesarrollo por sí mismas, al menos en el corto plazo, por eso consideraban necesario y como único camino la alianza estratégica con el capital inglés. Formalmente establecieron una soberanía política, sostenida por una organización nacional donde pudo coexistir el liberalismo federal provinciano con el liberalismo unitario porteño. No sería una representación a expensas de la otra sino mancomunadamente dentro de un proyecto político pero económico con una base social que no residía exclusivamente de los intereses del puerto de Buenos Aires. Con la presidencia de Roca ingresan nuevos actores, la generación del 80 provoca que las provincias resistan y decidan frente al despotismo intromisor portuario que ejercían las ideas liberales impuestas en la batalla de Caseros en 1852[5] Si bien la cultura hispánica perduraba en la sociedad de la época el capitalismo determinó el viraje natural de la economía argentina hacia el mercado de expansión de Gran Bretaña quebrando los moldes de vida impuesta desde su creación en 1776. El capitalismo ingles y su penetración cultural no ingresarían por la fuerza como es el ejemplo de otras naciones, las invasiones inglesas y la Vuelta de Obligado habían demostrado la resistencia argentina ante la prepotencia anglosajona, resistencia militar heredada del periodo de Rosas y herencia hispánica. Con la presidencia de Roca la idea de progreso económico se instala en la sociedad sustentada por la oligarquía y nuevo caudillaje que abusó del poder del estado en su propio beneficio sin perturbar las causas externas con las internas. El capital extranjero tomaría concesiones alarmantes para la época de Juárez Celman, a esto se le sumaria una desenfrenada inflación que generaría la primera crisis económica del sistema oligárquico, después de la de 1870[6] La primera depresión dentro del estado moderno argentino, derivó en una crisis económica, creando una burbuja financiera, sumado a la Revolución del Parque provocó una posterior crisis política que finalizó con la renuncia del presidente Miguel Juárez Celman. Por otro lado el principal socio de la Argentina en el plano internacional y financiero, La Baring Brothers amenazaba en declararse en quiebra debido al constate crédito otorgado a las concesiones especulativas radicadas en la Argentina. Esto establecía la relación existente entre la banca internacional y el aparato productivo argentino, causando la desconfianza a nivel internacional. En contraste al liberalismo ruinoso provocado por la mala administración, Roca fiel a su estilo político se posicionaría nuevamente como el representante en lucha de los caudillos federales en contra de las ambiciones de la oligarquía porteña representada por su cuñado Juárez Celman, el resultado no podía ser más que la victoria de Roca y el posicionamiento para un nuevo mandato años más tarde preparando el operativo para la escena política (Diaz Honorio)
A la figura política que conllevó la generación del 80 se le debe además, añadir la vocación militar, como máximo referente de su época, su desempeño en la Guerra con el Paraguay como así también en la Batalla de Pavón. La organización nacional se fortaleció mediante la definición de fronteras reales cuyo éxito no podría haberse logrado sin la colaboración del comprovinciano Nicolás Avellaneda, quien el 14 de abril de 1874 se impone sobre Bartolomé Mitre. Avellaneda convocaría a al General Roca llevándolo al rango de General de los ejércitos de la república, con esta convocatoria comenzaría la carrera para llegar a la presidencia bajo el lema “Paz y Administración” En cuanto a los intereses territoriales creó y administró los territorios nacionales dependiendo del gobierno nacional que no se encontraban definidos a fin de protegerlas de las invasiones extranjera. Entre esas superficies se mencionan las regiones patagónicas, que eran objetivo del expansionismo británico, también se sumaron otras como las regiones del Chaco y de la Puna. Lógicamente nada de esto hubiera podido concretarse de no haber sido por un ejército de característica nacional en confrontación constante con la idea liberal de Sarmiento y compartida por Bartolomé Mitre: “El mal que aqueja a la República Argentina es su extensión” Como muchos hombres de la época la trayectoria política de Roca vendría acompañada de su carrera militar. Cuando Roca toma el mando presidencial ya poseía una carrera militar de más de veinte años de trayectoria, toda esta experiencia le serviría para consagrarse no solo como conductor político de la clase dominante sino además como un respetado y conocido líder militar para la clase dominante a la que pertenecía. El ejército se convirtió en un lugar donde se tejían lazos sociales con los demás oficiales en los cuales compartía la preocupación sobre la profesionalización del arma en relación a los objetivos que debía cumplir para encontrar el orden nacional. Además se consideraba imperiosa la subordinación a los poderes institucionales para sostener una sociedad civilizada que encarne el aparato productico y el posicionamiento argentino como proveedor de materias primas. Solo de este modo podía ponerse fin a las luchas intestinas que por años había atravesado la realidad argentina, una vez más a través de la fuerza y como marca la historia, los conflictos se dirimían a través de la violencia y ejercito no estaría ausente de los sucesos. Para este objetivo Roca sería el encargado de la modernización de la institución:
“La campaña de Roca, ganando tiempo, ante las urgencias de Sarmiento que lo apremian, ignorante de que el general construye su ejército sobre la marcha, disciplinándolo y acondicionándolo como un ejército moderno, terminan en la batalla de Santa Rosa donde el ejército nacional entierra definitivamente al ejercito de facción. Hay ahora en el ejercito un sentido elemental de la política nacional que se va perfilando en la marcha del conductor”(Jauretche Arturo; Ejército y política; Corregidor; P. 95)
Geopolíticamente la generación del 80 también aplicaría una política exterior que difería a las demás corrientes liberales de la época donde su pensamiento se manifestaba en la complicación que la extensión del territorio generaba, visión compartida desde Rivadavia y que atravesaba el ideal de Sarmiento y Bartolomé Mitre. En cambio para la visión de Roca la grandeza del estado radicaba en la Pampa pastora, la navegación de los ríos, la complejidad de la red ferroviaria, el territorio patagónico como parte del sector insular que reclamaba ante la ocupación de Malvinas desde 1833 y los derechos sobre el sector antártico. Tal es así que durante la segunda presidencia y por decreto 3073, el 2 de enero de 1904 se establecen las nuevas instalaciones meteorológicas en las Islas Orcadas, convirtiendo a la Argentina en el primer país del mundo en establecer una base permanente sobre el continente blanco y posicionándolo en la puja por la soberanía junto a las potencias europeas y las pretensiones chilenas. No obstante y alineado en esta posición, Terzaga describe el impulso del tucumano para lograr la construcción del estado nacional moderno, como artífice intelectual dentro de un plan fundado de un espacio territorial amplio y con sentido nacional. Considera que tales territorios pudieron haber quedado bajo la soberanía chilena de no haber sido por las campañas que se efectuaron entre 1878 y 1885. A partir de estos años comienzan diferentes expediciones financiadas por el estado nacional, una de las que nombraría Terzaga seria la del Atlántico Sur al mando del Comodoro Augusto Lassere, comprendiendo la ocupación argentina sobre la isla e inaugurando una subprefectura. En este sentido el autor adjudicaría la importancia a la marina de Guerra, un dato relevante para comprender la política exterior en la construcción de la generación del 80, sumando el reclamo argentino por la soberanía de las Islas Malvinas en el año 1884 en una constante acción diplomática. En este sentido la política exterior El Gobierno de Roca utilizó la diplomacia para solucionar los problemas limítrofes con Chile en el conocido encuentro de Roca con el presidente chileno Errazuris, si bien para algunos diplomáticos la situación podría terminar en un enfrentamiento por cuestiones limítrofes, el General Roca resuelve personalmente mediante una expedición marítima el dilema argentino chileno de una manera. También sería el primer presidente argentino en visitar Rio de Janeiro en razón de la política de buena vecindad, como señalaría el presidente brasileño, Campos Salles. Complementando a Terzaga Jorge Abelardo Ramos apoya la política de expansión territorial durante la presidencia de Roca en contraposición del monopolio aduanero impuesto por Mitre en beneficio del libre mercado y exponiendo la grieta existente entre provincianos y porteños. Federalizar Buenos Aires y su puerto constituía una obra más del entramado que proponía Roca para la liberación nacional, guerra civil que dejaría más de tres mil muertos en la Ciudad de Buenos Aires.
A modo de conclusión durante el periodo de 1870 y principios de la década de veinte se constituye en Argentina una oligarquía nacional que la componía no solamente los terratenientes ganaderos con intereses en el puerto de Buenos Aires sino también una clase dirigente, un grupo clasista organizado que fueron los creadores del estado nacional moderno argentino a partir de 1880. Su conductor político seria El General Julio Argentino Roca, dos veces presidente de la nación con trayectoria militar y experiencia en el campo de batalla. La generación del 80 logra un cambio sobre el estado nacional, rompiendo con la hegemonía del puerto de Buenos Aires sobre el resto del territorio. Económicamente, tal como describe Puiggros basó su estructura sobre la dependencia del imperio británico, pero federalizando la renta en contraposición del ideal liberal conducido por Mitre que se apoderaba del control de la aduana ahogando al interior provincial. Roca y la generación de la que es parte, rompe con este esquema despojando a la Ciudad de Buenos Aires de los derechos políticos y económicos que ostentaba. En este sentido Ramos comparte la visión de Puiggros de la dependencia con Gran Bretaña, pero agrega el carácter político y de conducción del General Roca como el político que consolidó la Argentina moderna brindando las instituciones necesarias para el desarrollo y la expansión. En lo que respecta al espacio, la generación del 80 encuentra en Roca la visión geopolítica de ocupar territorio en beneficio del proyecto económico que encarnaba la oligarquía. En este sentido Terzaga subraya la trayectoria militar de Roca, como fuente necesaria al proyecto político, el cual considera no solo económico sino social y militar oponiéndose al “maniqueísmo” que realizan otros autores sobre la ocupación de la Patagonia. El autor considera como necesaria la conquista sobre los territorios en disputa, como visión geopolítica y encuentra su punto culmine cuando se resuelve crear la base naval en la Orcadas del Sur. Lo cierto es que para llevar adelante el proyecto socioeconómico de la generación del 80 resultaba necesario tal como aclara Viñas, del aniquilamiento total de las comunidades indígenas para el privilegio de unas pocas familias que a su vez se beneficiaban del mejorado aparato productivo argentino en alianzas con la burguesía inglesa y el poder especulativo financiero. Si bien las distintas miradas y tensiones de los autores que has sido expuestas comprende la realidad nacional de la época, la generación del 80 construye el estado nación pero desde la visión del General Roca como conductor. Termina con la hegemonía de Buenos Aires y construye un ejército nacional ocupando los territorios y declarando la paz a las naciones vecinas. Modificaron la estructura económica otorgándole participación al interior del país federalizaron la participación del interior, concedieron territorios en disputa otorgando la posibilidad a cientos de miles de inmigrantes a sumarse al proyecto como mano de obra. Idearon una argentina diferente porque no pudieron modificar su dependencia colonial con el imperio británico. Pero bajo la conducción de Roca lograron sumar grandes extensiones hasta alcanzar la bicontinentalidad del territorio. En este sentido es que se construye a la Argentina de la generación del 80 bajo una perspectiva de Liberalismo nacional donde la soberanía de la nación no terminaría en los intereses de Buenos Aires.
BIBLOGRAFIA :
Rodolfo Puiggros; Pueblo y Oligarquía; Historia crítica de los partidos políticos argentinos; Galerna; Año 2006.
Arturo Jauretche; Ejército y Política; Corregidor Obras completas Volumen 9; Año 2012
Jorge Abelardo Ramos; Historia de la Nación Latinoamericana; Peña Lillo ediciones Continente 4ª edición; Año 1973.
Diaz Honorio Alberto; Pensamiento Liberal Argentino; Prometeo; Año 2009.
Bandieri Susana, Historia de la Patagonia año 2014.
Aurelio Argarañaz; Alfredo Terzaga y la visión Geopolítica del General Roca.
Pineau Pablo; La educación como un derecho.
Diario Página 12 sobre David Viñas; Indios Ejércitos y fronteras.
La Nación Diario, 24 de mayo de 2021; Sobre, La organización del ejército de Roca.
[1] Se menciona Ejército Nacional en contraposición al ejército liderado por Bartolomé Mitre en la Guerra del Paraguay en la visión geopolítica y el revisionismo histórico realizado por Arturo Jauretche en su obra Ejército y Política.
[2] Al igual que Terzaga, Jauretche analiza la adaptación de un ejército a las necesidades de una nación y no a la inversa. La técnica se ha adaptado a las necesidades de ésta. “De Roca a Ricchieri , a Velez a Dellepeine (…) Nuestras instituciones armadas han visto cambiar el arte de la guerra y sus técnicas”
[3] Esta oligarquía portuaria a la que hace mención Arturo Jauretche, dependiente del capitalismo inglés. Un liberalismo que le hace el juego al libre mercado y a la apertura exterior en contraposición de los intereses del interior argentino. A su vez esta línea liberal contendría el relato histórico de relacionar lo nativo con lo bárbaro y lo europeo con lo civilizado.
[4] Dentro de la generación del 80 encontramos a los intelectuales como Leopoldo Lugones Eduardo Wilde, Lucio V Mansilla, Miguel Cané (h) y Paul Groussac. Miguel Cané escribiría la obra Juvenilla haciendo mención a la ley de Residencia que permitía expulsar a todo extranjero que atentara contra las buenas costumbres y la seguridad nacional. En este sentido se hacía hincapié a las diferentes ideologías entrantes a la Argentina a través de la inmigración masiva proveniente de Europa.
[5] La Batalla de Caseros significaría un pivote en la historia nacional de la Argentina. Si bien transcurre treinta años antes del periodo en estudio, el segundo mandato de Rosas significó una manifestación política y armada contra el sistema librecambista e insubordinación de las pretensiones imperialistas demostradas en la Vuelta de Obligado.
[6] A la ya dependiente economía Argentina se le sumaria la crisis internacional. Una de las causas y que se reflejaría a nivel nacional sería la quiebra de los Bancos en Estados Unidos y la caída de la Bolsa de Viena pasados los 70. De esta forma La Argentina se sumergía a la dependencia internacional en materia financiera.